Josep Coll Bardolet (Sa Calobra, 1955) |
Desde
1964 se celebra con carácter anual un concierto de música en ese prodigio de
paisaje natural que es el Torrent de Pareis, en su desembocadura de Sa Calobra,
en el término municipal de Escorca (Mallorca)[1].
Durante veinte años, Josep Coll Bardolet supo conducir
la música al paisaje, ante un auditorio que fue creciendo de una forma
espectacular un año tras otro.
Miles de personas de todas las condiciones y de todas
las edades han acudido al milagro del paisaje y la música. Hay lugares sagrados
en la naturaleza. Lugares especialmente carismáticos. En estos lugares, desde
tiempos muy lejanos, el hombre buscó
vivir una relación con los misterios del cielo y la tierra. Una comunión con el
paisaje, con las fuerzas supremas de la naturaleza. Quizás, el Torrent de
Pareis es uno de esos sitios. Casi un templo sagrado, El punto donde el hombre
es capaz de conmoverse en contacto con la música del paisaje.
Josep Coll Bardolet, que amo la naturaleza, los tonos
cromáticos y su música, buscó un día encontrar este lugar y lo escogió.
Fue un grupo pequeño, muy pequeño,
pero no fué por
casualidad. Unos amigos míos
franceses, Msr. Maurice
A. Garcias y su
familia me pidieron si quería
invitar en su nombre la Capilla Clásica a una comida.
Era una comida de gratitud, porque aquellos
franceses eran unos grandes admiradores de la Capilla y asistían a menudo a
los conciertos que daba en el Museo Marítimo, siempre que se encontraban en Mallorca. Esto era en 1955, día
veinte de noviembre. Me dijeron que yo escogiera ese lugar y elegí
Sa Calobra para
ir a hacer aquella comida de buena amistad. Yo
era un buen amigo de Don Juan M ª Thomàs. Hacía mucho
tiempo que lo conocía, desde los
primeros tiempos de mi llegada a Mallorca, en febrero
de 1940, justo cuando rompía el florecimiento de los almendros.
Ese día de la excursión de Sa Calobra me aproveche de la Capilla. Yo había cantado algunas veces solo allí dentro. Y sentía algo de misterioso y fantástico. Le dije, a don Juan:
Ese día de la excursión de Sa Calobra me aproveche de la Capilla. Yo había cantado algunas veces solo allí dentro. Y sentía algo de misterioso y fantástico. Le dije, a don Juan:
Me parece que en el Torrent las voces
resonarían de una forma especial...
Cantaron, casi en el mismo lugar donde se canta actualmente. Algunos trepan muy arriba. Recuerdo aún la mano temblorosa de Mn. Thomàs dirigiendo los cantores...
Cantaron, casi en el mismo lugar donde se canta actualmente. Algunos trepan muy arriba. Recuerdo aún la mano temblorosa de Mn. Thomàs dirigiendo los cantores...
¿Por qué se habló en el diario? Estaba Antoni Sabater y quiso hacer
una pequeña crónica.
Ya
en la Calobra, los jóvenes cantores, cual si fueran ágiles alpinistas, subieron
a una de las impresionantes escarpaduras de la montaña y desde una de las
concavidades de la montaña, espléndido tornavoz ante el grandioso y espectacular anfiteatro, tenores y
barítonos, y bajos, y tiples, contraltos y sopranos, cantaron con unción
impresionante, el Al·leluia de Paxton, cuyas notas al expandirse entre las
montañas que dejan paso al Torrent de Pareis adquirían maravillosas
resonancias.
La
historia del Concierto, empero, aún no había comenzado. Ese día, por supuesto, la
Capilla Clásica de Mn. Thomàs había sembrado las
simientes entre las piedras. Pasaron algunos años,
casi diez. Las rocas del Torrent
guardaban, quizá, el misterio de aquellas voces lejanas[2].
Desde
este blog ante todo recordamos a Josep Coll Bardolet (Campdevànol, Girona,
1912-Valldemossa, Mallorca, 2007), este gran pintor, estupenda persona,
promotor cultural, amante de la naturaleza, la música y la poesía.
22 de novembre de 1955. Mn. Joan Mª Thomàs dirigeix els cantaires de la Capella Clàssica al Torrent de Pareis. |
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