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Paisaje (Calviá) |
En
varias ocasiones he traído a colación la frase de Marañón de que de los
tópicos, como el orujo, pueden todavía extraerse muchas cosas, a veces la
quintaesencia de las cosas. Pues bien, es oportuno volver a partir de esta idea
para comentar la obra de Antonio Alzamora (Artá, 1933), pues basándose en el
paisaje mallorquín, tan típico y tan tópico, lo interpreta y recrea de tal
forma que brota una visión inédita e
intransferible de cada tema. También es cierto que Alzamora huye de lo
“pintoresco”, en su más peyorativa acepción, para adentrarse en el interior de
la isla, en busca de sus tierras de labranza, de sus viñedos y de los entornos
más áridos, interpretándolos como si de un paisaje castellano se tratase;
sobrios y sin contrastaciones violentas, y cuya plasmación exige el uso de una
paleta ascética aunque variada, que se remansa en agrisamientos y en ocres de
gran expresividad. Ahora bien, cuando las luces del atardecer se posan sobre el
paisaje, los pigmentos se enciendes en rojos y amarillos resplendentes, pero
siempre dentro de unas vaguedades formales de gratísimas armonías y ricas
alusiones, que buscan y consiguen la más estricta esencialidad del tema.
(L’auba).
RAFAEL
PERELLO-PARADELO
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Paisaje (Buñola) |
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Paisaje (Colonia de Sant Pere) |
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